viernes, 13 de abril de 2012

REFLEXIÓN FINAL


Ahora que hemos llegado al final del curso: “Docencia en Ambientes de Aprendizaje”, mi memoria me devuelve  al primer texto con el que inicié el blog, y al que puse por título “El saber: Un horizonte por descubrir”. Allí, utilizando una analogía con una explanada, comentaba que el saber, se nos presenta como un territorio que hay que recorrer.  En este sentido, entonces, el aprendizaje estuvo compuesto por cada nueva mirada, cada idea sorpresiva, cada propuesta de trabajo y cada proceso de reflexión.  Un reto que nos permitió, ir adentrándonos en ese mundo de posibilidades que son los ambientes virtuales de aprendizaje.
De todo lo anterior, puedo decir, que estos aprendizajes, han sido variados y enriquecedores. Me han permitido, repensar mi papel como docente y como aprendiz, renovar mi mirada sobre el uso de la herramienta tecnológica en el espacio educativo y dimensionar las posibilidades que se desprenden de los espacios virtuales.
En este curso, el saber ha oscilado del docente al alumno y de los alumnos entre sí.  Una dinámica que ha ido del todo a la parte y de la parte al todo, favoreciendo el saber colectivo, la interacción con el otro y el enriquecimiento del grupo.  Más allá  del uso de la tecnología y de sus herramientas, también vale la pena valorar, este espacio como una posibilidad de diálogo y de repensarnos como usuarios del mundo virtual.
Cada nuevo aprendizaje, nos remitía a otro y este a una nueva mirada.  Las temáticas del curso (participación, evaluación y moderación), marcaron el rumbo del trabajo y determinaron las tareas que fueron enriqueciéndose cada vez más.  El saber se fue ampliando como una onda que iba y venía desde su centro. Como una mirada que recorre desde el objeto más mínimo hasta llegar al espacio que lo abarca todo, como en el siguiente video que recoge esa idea de que el aprendizaje, se va ampliando y se va recogiendo, cada vez, según el punto de vista del interesado.



El video es, de alguna manera, una interpretación de lo que ha sido este aprendizaje.  Un paisaje que abre y cierra, en cada nueva mirada, en cada elemento sorpresivo que surge en las escenas. Paisajes que van del todo a la parte y de la parte al todo, para configurar una sucesión lógica de imágenes que se amplían o se reducen de acuerdo con la intención de quien las  asume.
Lo anterior,  me lleva a preguntarme lo siguiente:
 ¿Cuál es nuestra disposición para seguir recorriendo el territorio del saber?
¿En qué punto del saber, podríamos decir, que estamos ubicados, luego de este curso?.

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