martes, 20 de marzo de 2012

LA EVALUACIÓN: ¿UN PROCESO IMPRECISO?

La evaluación cualitativa, como propuesta, no es nueva, ya que, muchas veces se hace de manera espontánea en clase.  Por lo tanto, los cambios, son más de forma  que de fondo, porque, aunque, se sigue insistiendo en la importancia de valorar las capacidades intelectuales, que adquieren los chicos en un  proceso, la escuela, sigue anclada a la tradición del número para calificar el nivel de cognición.
Desde mi punto de vista, debo decir, que, en mí proceso de evaluación, trato de combinar las dos (cualitativa, cuantitativa), puesto que, se trata de buscar un equilibrio que le permita, a uno, como docente, intuir, el nivel de aprendizaje de los estudiantes, para no descuidar  la exigencia que la institución me hace para presentar una nota final en las planillas de evaluación.
Ahora bien, un sistema como el nuestro, donde tenemos salones de más de 40 estudiantes… ¿De qué manera se evaluaría cualitativamente?. El concepto de competencias… ¿De qué manera se evalúa para que dé real cuenta del proceso cognitivo?..¿Cómo garantizamos el valor del  aprendizaje en un estudiante si, tanto la nota,  como la observación cualitativa, son procedimientos evaluativos que siguen siendo subjetivos?
Con relación a la calificación Doc TIC 3 y 4, a través de la cual, se permite un trabajo Auto-dirigido: “Aprendices con un alta autodirección  que se muestren deseosos y capaces de planificar, ejecutar su propio aprendizaje con y sín ayuda de un experto” (G.Grow); esto facilita unos espacios de tranquilidad y mucha responsabilidad frente al proceso individual. 
Sin embargo, cuando se trata de evaluar la producción de los compañeros, en su blog, como parte del ejercicio de participación y aprendizaje colaborativo, quiero decir que, como ejercicio personal permite preguntarse por el saber, la manera de abordarlo, la forma de socializarlo y por la línea de investigación que se ha elegido, para enriquecer dicho sitio.  No obstante, surge un problema de orden ético:  ¿Qué nivel de aprendizaje debo tener para evaluar a los otros y cuál debe ser el de los otros para evaluar el mío?.
¿No se supone que quien evalúa un saber, debe tener un nivel intelectual y una capacidad cognitiva, que están por encima del evaluado y que en consecuencia puedan emitir un juicio?
Por lo anterior vale la pena preguntarse: La coevaluación como proceso… ¿si es válida como valoración cognitiva?...y desde lo interactivo… ¿no corre el riesgo, de convertirse en un espacio para el mutuo elogio, que termine sacrificando la verdadera valoración, y se centre más en la falsa alabanza?
¿No terminamos,a veces, en valoraciones que parten más de lo sentimental que de lo racional, para no herir la susceptibilidad del otro?

Por lo anterior, es que hay que pensar, entonces, que la figura del docente desaparece detrás de este proceso y su valoración, como sujeto que ostenta un saber y que se supone que tiene más criterios y más autoridad moral para evaluar la producción de sus alumnos, no aparece; sacrificando una mirada valiosa sobre los niveles de aprendizaje de quienes estamos bajo su responsabilidad, como facilitador del saber.
Por otra parte, los procesos de autovaloración, coevaluación y heteroevaluación, tienen que ver más con una actitud ética con el conocimiento que con una habilidad lectora frente al trabajo de los demás.  Para asumir el papel de coevaluador y heteroevaluador, se requieren de unas competencias con el saber y con la producción textual,  para no quedarnos en la simple valoración estética del blog y en el contenido visual de las distintas herramientas, que más que investigación, son un proceso de simple búsqueda en el espacio virtual.


No hay comentarios:

Publicar un comentario