lunes, 5 de marzo de 2012

LA TECNOLOGÍA: ENTRE LA INFORMACIÓN Y EL APRENDIZAJE.


Cuatro paredes, dos ventanas a lado y lado.  La luz de la mañana que ilumina por completo el aula.  Una gran pizarra verde.  Al frente un profesor que habla, que irá acercando a los estudiantes al sorpresivo mundo del aprendizaje.  La palabra ha sido la mediadora en este proceso, los gestos han acompañado su discurso y sobre la superficie de la pizarra, los ejemplos los gráficos, las palabras, los dibujos, fueron dando forma al nuevo saber.  Cuando se logra un nivel de intimidad con un grupo, gracias a la palabra que guía el saber, el aprendizaje se vuelve un acto mágico.  Los estudiantes terminan absortos y el tiempo parece no existir.  Un espacio que logra despertar en las mentes inquietas el deseo por aprender, por conocer y por explorar…  ¿Alguien se ha preguntado por qué se nos volvieron inolvidables algunos docentes?  La respuesta está atravesada por los recuerdos de un ser que dominaba, un discurso, que nos mantenía atentos gracias a su palabra y que sabía dar la voz a cada uno en el momento preciso.  Un ser que sabía ganarse el respeto y la admiración por su entrega al conocimiento.

Hoy, las mismas cuatro paredes, en un espacio que ha sido acondicionado para instalar las nuevas tecnologías, otro docente (de la generación virtual), orienta una clase, en la cual, cada estudiante, frente a la pantalla de su computador, sigue sus ordenes, busca información, para responder a las exigencias del curso.  La pizarra es un tablero digital.  El profesor habla poco.  Sólo es cuestión de sugerir, corregir y observar el trabajo en la pantalla.  El estudiante de hoy nace familiarizado con la tecnología, utiliza unas herramientas para acceder a unas páginas y extraer una información, presentarla en diferentes formatos es un acto rutinario para un chico de esta generación.  En esto, los estudiantes, superan a sus profesores.  Sin embargo: ¿Dónde queda el proceso reflexivo con el saber?... ¿En qué momento, se sacrificó la pasión por el saber, en función de la eficiencia con el saber?  Entre una y otra época sólo se han dado cambios de forma.  La tecnología, está desplazando al profesor, se confía más en el dato rápido que da el computador.  Las construcciones personales con el saber son más icónicas que verbales. El exceso de imagen ha opacado la habilidad escritural, al punto de hacer exposiciones, basadas en imágenes y con textos breves.

Los cambios han alterado nuestra manera de entender el conocimiento. Han desarrollado otras competencias con el saber.  Han acercado el mundo a las nuevas generaciones y la imagen sigue siendo un gran vehículo de información (videos, gráficos, fotografías etc).  La posibilidad informativa es infinita…Pero ¿Qué papel juega la escuela en la educación de los nuevos usuarios de la información? ¿Cómo se puede enseñar a optimizar las tecnologías, a favor de un aprendizaje que tenga perdurabilidad en el tiempo?  La herramienta tecnológica sigue siendo un reto como posibilidad informática y que sigue ahí, para que la escuela se apropie de ella como un recurso a través del cual, puede ser posible enriquecer la subjetividad de los estudiantes.  El desafío está es en su uso, en una metodología que la piense más allá del simple artefacto.
Lo que no podemos dejar atrás, es el hecho de aprender a pensar.  El medio que utilicemos para nuestro aprendizaje o para la enseñanza, no tendrían sentido si no se da un proceso subjetivo con el saber, ya que este, no es una construcción rígida, ni estática, si no que, por el contrario, es un espacio dinámico, que siempre nos obligará a pensarnos como seres cognitivos.



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