lunes, 20 de febrero de 2012

EVALUAR: EL DIFICIL PROCESO DE ACERTAR

Como docente formadora de las maestras de educación preescolar, el proceso de aprendizaje, parte mucho, de lo vivencial, que se acompaña de la teorización alrededor de los temas transversales como la estimulación, el desarrollo biológico, el desarrollo psíquico y los procesos de aprendizaje en la edad temprana.
La formación de maestras de educación preescolar, me obliga además, a leer otros temas como las legislaciones sobre el menor así como el conocimiento sobre las competencias en la primera infancia.  Dado que, dichas temáticas se enfocan más en lo práctico, el proceso evaluativo requiere de cierto cuidado para no caer en el lugar común de simplemente calificar un saber como información.
El trabajo de una estudiante de esta licenciatura, se enfoca, sobre todo, en un desarrollo de habilidades, que debe adquirir en los centros de práctica.  Allí debe poner en funcionamiento todo el proceso teórico práctico aprendido en el salón así como su intuición como futura docente, para potenciar sus habilidades en los procesos de interacción con los pequeños.
Por lo anterior, el proceso evaluativo, se da a partir de una valoración de su desempeño en las áreas de trabajo y de un acompañamiento para verificar sus competencias en el contexto.  El propósito de estas actividades es la de poder cualificar, en el acto, sus desempeños y destrezas adquiridas para sus futuras tareas como docentes de preescolar.
Este proceso evaluativo me permite, entonces, pensar que la evaluación, como un simple proceso de calificación numérica, no cabe en todas las propuestas académicas.  La valoración numérica, no siempre abarca todas las posibilidades del aprendizaje, por lo que su aplicación seguirá siendo subjetiva.
Dentro del proceso de aprendizaje de mis estudiantes,  vale la pena resaltar el hecho de que cuando se les evalúa sobre un saber por escrito, casi siempre se bloquean, ya se utilice, el método de pregunta tradicional, el método de las pruebas ECAES o una propuesta de ensayo en clase.  Sin embargo, cuando la posibilidad es abierta, con libertad de tiempo, a través de exposiciones orales, o trabajos escritos, los resultados son más satisfactorios y revelan más seguridad.
Este proceso evaluativo, pensado desde las TIC, sólo puede hacerse en parte, ya que el aprendizaje, en esta licenciatura, es vivencial.  Sin embargo, a través de las TIC es posible hacer asesorías, tutorías, unidades didácticas, enriquecer el campo teórico-práctico, gracias a los videos, ensayos, propuestas lúdicas, etc, que pueden posibilitar y enriquecer, un mejor desempeño en sus espacios de trabajo.
Por tanto, la evaluación, como un proceso para determinar no sólo un desempeño sino también otros elementos que intervienen en el aprendizaje, se da en el espacio doméstico de manera inconsciente ya que, muchas de las actividades que se desarrollan en la vida diaria son sometidas de manera simbólica a un proceso de valoración.  Es decir, la evaluación, en nuestra cotidianidad, también nos permite valorar el alcance de un comentario, los efectos de una acción o prever unos resultados a futuro con base en una acción del presente.

1 comentario:

  1. Saludos Profe Piedad. La evaluación reclama entonces ese ejercicio de auto-reciclaje continuo de nuestras perspectivas investigativas. Es interesante como narras el proceso de avance conforme los escenarios de actuación cambian y es loable, ya que es parte fundamental del ejercicio del maestro.En ambientes virtuales buscamos ese ajuste visualizando cómo la tecnología puede soportar y ayudar en el avance de una e-Evaluación formativa, integral y significativa.
    ¡Buen comienzo, y continuaremos con estas consideraciones! Hasta pronto.

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