sábado, 25 de febrero de 2012

ROL DEL DOCENTE: EL ARTE DE DIRIGIR EL SABER



La socialización del saber, a través de las TIC, presenta una serie de elementos valiosos desde el punto de vista de la pedagogía y la didáctica, a través de un medio virtual.  El docente, gira, en un universo de información que dirige, orienta, diseña y evalúa, en función de un aprendizaje competente que permita que un alumno enriquezca su proceso cognitivo.
Cada docente, es un personaje que despliega su saber desde su propia subjetividad y desde sus intereses e ideas del mundo.  Los docentes, en mi espacio educativo, no tienen una tipificación única, puesto que cada uno, desde su propio saber, ha sido un moderador, un facilitador y un expositor.
Un moderador, porque ha generado procesos de participación en clase y posibilitado la reflexión alrededor de un tema propuesto. Es decir, ha hecho las veces, de un director de orquesta, que descubre donde hay que estimular, donde retener, donde potenciar.  Gracias a su discurso, este docente también logra despertar la curiosidad, desafiar el intelecto e introducir la duda.
Un facilitador, porque puede permitir, de manera tranquila la interacción con el saber y la socialización al interior del grupo.  Su discurso desencadena los interrogantes alrededor del tema de clase, mantiene la dinámica del pensamiento y puede dejar, en el inconsciente del alumno aquella inquietud que le puede llevar a un mejor aprendizaje futuro.
 Por su parte, el expositor, desde su habilidad verbal, su dialéctica y la pasión por el saber que se revela en sus palabras, es un motivador para el aprendizaje y un seductor desde su propuesta intelectual.
La “Facilitación desde el lado”, pone en evidencia la importancia del saber como una construcción colectiva, que, partiendo del análisis, puede, direccionarse, a favor de procesos cognitivos más elaborados y en los cuales, el papel del docente, pasa a ser un dinamizador de su propio saber y del colectivo.
 Sin embargo, esta propuesta puede parecer más una situación ideal, ya que, se sigue partiendo de la idea de que, los estudiantes, tienen unos niveles cognitivos tan altos que el docente, sólo sería un espectador de los procesos de aprendizaje personal y colectivo.
Hay que pensar que, para lograr este nivel de interacción con el saber, es necesario que el sujeto entienda el aprendizaje como una construcción personal, disciplinada y reflexiva, que se construye, no sólo desde la escuela sino desde el sujeto mismo, que se  apasione por un saber, de tal manera, que logre construir procesos de pensamiento y niveles altos de abstracción con el saber.
Con la tecnología, los procesos de enseñanza aprendizaje, pueden ser sorpresivos, ya que las situaciones, en las cuales los aparatos se pueden bloquear, no están previstas.  Es este el momento, en el que el docente demuestra su habilidad para improvisar haciendo uso de las TIC, lo que revela un dominio del medio tecnológico, para seguir adelante con el proceso de aprendizaje y aprovechar el apoyo documental y teórico.
El pequeño video que acompaña esta reflexión, quiere ser un ejemplo del cambio en el rol, de un docente, una vez se ha instalado la tecnología en su salón de clase. Las frases que aparecen evidencian un pensamiento, de alguna manera tecnocrático, con respeto a la educación, pues se centran mucho en lo que significa la presencia tecnológica y evidencia la pasividad del docente para aceptarlas como su remplazo… ¿El docente de hoy si se toma el trabajo de pensar por sí mismo o dejó la creatividad en manos de la tecnología?

1 comentario:

  1. Buenas noches Piedad, que interesante el título que le pones a tu entrada: “ROL DEL DOCENTE: EL ARTE DE DIRIGIR EL SABER”, este por sí mismo ya nos invita a la reflexión. Sí que es cierto que es un arte tener esa intuición y esa sensibilidad para saber el momento y la forma exacta de intervenir como moderador; para “pulir”, “ajustar” o sencillamente reorientar las participaciones de los estudiantes en ese espacio virtual. En ese sentido, coincido contigo en que el docente “facilitador desde el lado” de Collison et al. debe estar atento a los avances de cada uno de los estudiantes, permitiendo que los participantes construyan su propia comunidad de aprendizaje, pero teniendo cuidado de no estar simplemente como observador, permaneciendo invisible ante ellos, pues esto también puede generar desmotivación y finalmente perdida de interés por el curso.

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